CONCEPTOS GENERALES DE HISTORIA Y CULTURA

Definición de historia

La historia es la ciencia social que se encarga de estudiar el pasado de la humanidad. Por otra parte, la palabra se utiliza para definir al período histórico que se inicia con la aparición de la escritura e incluso para referirse al pasado mismo.

Las formas en la que la historia estudia los hechos trascendentes de la vida de la humanidad pueden ser sincrónica (de la misma época), relacionando hechos de la misma época con evoluciones o consecuencias en la especie humana, o diacrónica (de épocas diferentes), analizando hechos anteriores que puedan ser causas o posteriores que sean consecuencia de un hecho o algo concerniente a la propia especie. Los científicos que se especializan en historia, son llamados historiadores.

Es importante aclarar que pese a que ciertos conceptos que se encuentran implicados en la historia, son absolutamente diferentes a ella y no deben confundirse entre sí, estos son: la historiografía (que abarca los procedimientos y las técnicas que permiten realizar una descripción de un hecho ya sucedido), la historiología (destinada a explicar cómo sucedieron los acontecimientos históricos) y la historia en sí misma (o sea, los hechos que realmente tuvieron lugar). En estos tres conceptos (historia, historiografía e historiología), encontramos a los sucesos pasados, a la ciencia que se dedica a analizarlos y a la epistemología correspondiente.

Pueden mencionarse dos enfoques en el campo de estudio de la historia: el clásico (que toma a la historia como el periodo surgido a partir del desarrollo de la escritura) y el multiculturalista (que considera que la historia abarca las etapas en las que es posible lograr una reconstrucción confiable de los sucesos que inciden en el devenir social).

Según la historia clásica, los acontecimientos que tuvieron lugar antes del periodo histórico pertenecen a la prehistoria, mientras que aquellos hechos situados en el periodo de transición entre la prehistoria y la historia son parte de la protohistoria.

Los fenómenos que analiza la historia pueden ser de tipo económico, político, social, artístico, cultural o religioso y se diferencian entre sí por ser de corta, media o larga duración. Los de corta duración son hechos puntuales, llamados también acontecimientos, que se producen en unas horas o días, la caída de las torres gemelas (11-S). Se considera un fenómeno de media duración, los que son coyunturales y se desarrollan en un período de pocos años, como la I Internacional. Por último, los de larga duración, son los estructurales y su desarrollo puede durar hasta siglos, tal es el caso del conflicto entre Palestina e Israel.

Como en las ciencias sociales las cosas no se muestran de una forma determinista, a causa de una falta de comprobación sólo posible en las ciencias exactas, los fenómenos de la historia pueden analizarse desde múltiples perspectivas y mostrar incluso hechos contradictorios entre sí. Y, así como la historia no puede analizar el pasado de forma determinista, tampoco puede predecir el futuro de la humanidad a partir de datos empíricos. Con todo esto podemos decir que para realizar un análisis histórico debe tenerse en cuenta la libertad de cada individuo dentro del grupo social al que se estudia.

La historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad y como método, el propio de las ciencias sociales.2 Se denomina también "historia" al periodo que transcurre desde la aparición de la escritura hasta la actualidad.

Más allá de las acepciones propias de la ciencia histórica, "historia", en el lenguaje usual, es la narración de cualquier suceso, incluso de sucesos imaginarios y de mentiras;3 4 sea su propósito el engaño, el placer estético o cualquier otro (ficción histórica). Por el contrario, el propósito de la ciencia histórica es averiguar los hechos y procesos que ocurrieron y se desarrollaron en el pasado e interpretarlos ateniéndose a criterios de objetividad; aunque la posibilidad de cumplimiento de tales propósitos y el grado en que sean posibles son en sí mismos objetos de debate.

En medicina se utiliza el concepto de historia clínica para el registro de datos sanitarios significativos de un paciente, que se remontan hasta su nacimiento o incluso a su herencia genética.

A su vez, llamamos "historia" al pasado mismo, e, incluso, puede hablarse de una "historia natural" en que la humanidad no estaba presente (término clásico ya en desuso, que se utilizaba para referirse no solo a la geología y la paleontología sino también a muchas otras ciencias naturales –las fronteras entre el campo al que se refiere este término y el de la prehistoria y la arqueología son imprecisas, a través de la paleoantropología–, y que se pretende actualizar como "gran historia" o "historia profunda").5

Ese uso del término "historia" lo hace equivalente a "cambio en el tiempo".6 En ese sentido se contrapone al concepto de filosofía, equivalente a esencia o permanencia (lo que permite hablar de una filosofía natural en textos clásicos y en la actualidad, sobre todo en medios académicos anglosajones, como equivalente a la física). Para cualquier campo del conocimiento, se puede tener una perspectiva histórica –el cambio–– o bien filosófica –su esencia–. De hecho, puede hacerse eso para la historia misma (véase tiempo histórico) y para el tiempo mismo (véase Historia del tiempo de Stephen Hawking, libro de divulgación sobre cosmología).

La Historia es la ciencia que estudia y sistematiza los hechos más importantes y transcendentales del pasado humano. Dichos sucesos son analizados y examinados en función de sus antecedentes, causas y consecuencias, y en la acción mutua de unos sobre otros, con el propósito de comprender correctamente el presente y de preparar el futuro. Estudiar la Historia no es un simple ejercicio memorístico, cargado de hechos, nombres, lugares y fechas sin conexión alguna. La Historia es ante todo, la posibilidad que el ser humano tiene para conocerse a si mismo. Es indagar en el pasado para comprender el porque de nuestro presente, y sobretodo, ver el hombre en su dimensión; sus aciertos, sus errores y la capacidad que la humanidad tiene para ser una especie más perfecta, mejor organizada y más justa.

Las personas que se encargan de reconstruir y explicar los hechos del pasado, han utilizado fuentes de información como ayuda. Entre ellas tenemos la historia escrita, también conocida como historiografía, que comprende de relatos escritos como memorias, cartas, literatura, archivos de tribunales, asambleas legislativas, instituciones religiosas, etc; y la información no escrita que se obtiene de los restos culturales o materiales de civilizaciones desaparecidas, tales como los elementos arquitectónicos, pintura, artesanía, etc.

La historia como toda ciencia social, requiere para la comprensión de los fenómenos que abarca y su interpretación, del auxilio de otras ciencias y disciplinas sociales que nos permitan comprender los hechos históricos en su dimensión total; por ejemplo, la ayuda de la arqueología, paleontología, cronología, mitología, economía, antropología, entre otros.

Pueden indicarse o señalarse tres formas de clasificar la historia: por grupos humanos y regiones geográficas (historia universal o general, continental, nacional, regional, de las ciudades); por temas y actividades (historia económica, política, de las ciencias, del derecho, del arte, etc.) y por orden cronológico de edades y periodos (prehistoria, protohistoria e historia).

 

Cultura

 

Cultura (del latín cultūra ) es un término que tiene muchos significados interrelacionados. Por ejemplo, en 1952, Alfred Kroeber y Clyde Kluckhohn compilaron una lista de 164 definiciones de «cultura» en Cultura: Una reseña crítica de conceptos y definiciones; y han clasificado más de 250 distintas3 . En el uso cotidiano, la palabra «cultura» se emplea para dos conceptos diferentes:

  • Excelencia en el gusto por las bellas artes y las humanidades, también conocida como alta cultura.
  • Los conjuntos de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social, incluyendo los medios materiales que usan sus miembros para comunicarse entre sí y resolver necesidades de todo tipo.

Cuando el concepto surgió en Europa, entre los siglos XVIII y XIX, se refería a un proceso de cultivación o mejora, como en la agricultura u horticultura. En el siglo XIX, pasó primero a referirse al mejoramiento o refinamiento de lo individual, especialmente a través de la educación, y luego al logro de las aspiraciones o ideales nacionales. A mediados del siglo XIX, algunos científicos utilizaron el término «cultura» para referirse a la capacidad humana universal. Para el antipositivista y sociólogo alemán Georg Simmel, la cultura se refería a «la cultivación de los individuos a través de la injerencia de formas externas que han sido objetividades en el transcurso de la historia».4

En el siglo XX, la «cultura» surgió como un concepto central de la antropología, abarcando todos los fenómenos humanos que no son el total resultado de la genética. Específicamente, el término «cultura» en la antropología americana tiene dos significados: (1) la evolucionada capacidad humana de clasificar y representar las experiencias con símbolos y actuar de forma imaginativa y creativa; y (2) las distintas maneras en que la gente vive en diferentes partes del mundo, clasificando y representando sus experiencias y actuando creativamente. Después de la Segunda Guerra Mundial, el término se volvió importante, aunque con diferentes significados, en otras disciplinas como estudios culturales, psicología organizacional, sociología de la cultura y estudios gerenciales.

Algunos etólogos han hablado de «cultura» para referirse a costumbres, actividades o comportamientos transmitidos de una generación a otra en grupos de animales por imitación consciente de dichos comportamientos.

Formación del concepto de cultura

Etimología

La etimología del concepto moderno “cultura” tiene un origen clásico. En varias lenguas europeas, la palabra “cultura” está basada en el término latino utilizado por Cicerón, en su Tusculanae Disputationes, quien escribió acerca de una cultivación del alma o “cultura animi”, para entonces utilizando una metáfora agrícola para describir el desarrollo de un alma filosófica, que fue comprendida teleológicamente como uno de los ideales más altos posibles para el desarrollo humano. Samuel Pufendorf llevó esta metáfora a un concepto moderno, con un significado similar, pero ya sin asumir que la filosofía es la perfección natural del hombre. Para este autor, los significados de cultura, que muchos escritores posteriores retoman, “se refieren a todas las formas en la que los humanos comienzan a superar su barbarismo original y, a través de artificios, se vuelven completamente humanos”.5

Como lo describe Velkley:5

El término “cultura”, que originalmente significaba la cultivación del alma o la mente, adquiere la mayoría de sus posteriores significados en los escritos de los pensadores alemanes del siglo XVIII, quienes en varios niveles desarrollaron la crítica de Rousseau al liberalismo moderno y la Ilustración. Además, un contraste entre “cultura” y “civilización” está usualmente implícito por estos autores, aun cuando no lo expresen así. Dos significados primarios de cultura surgen de este período: cultura como un espíritu folclórico con una identidad única, y cultura como la cultivación de la espiritualidad o la individualidad libre. El primer significado es predominante dentro de nuestro uso actual del término “cultura”, pero el segundo juega todavía un importante rol en lo que creemos debería lograr la cultura, como la “expresión” plena del ser único y “auténtico”.

 

 

Concepción clásica de la cultura

En sus primeras acepciones, cultura designaba el cultivo de los campos.

El término cultura proviene del latín cultus que a su vez deriva de la voz colere que significa cuidado del campo o del ganado. Hacia el siglo XIII, el término se empleaba para designar una parcela cultivada, y tres siglos más tarde había cambiado su sentido como estado de una cosa, al de la acción: el cultivo de la tierra o el cuidado del ganado (Cuche, 1999: 10), aproximadamente en el sentido en que se emplea en el español de nuestros días en vocablos como agricultura, apicultura, piscicultura y otros. Por la mitad del siglo XVI, el término adquiere una connotación metafórica, como el cultivo de cualquier facultad. De cualquier manera, la acepción figurativa de cultura no se extenderá hasta el siglo XVII, cuando también aparece en ciertos textos académicos.

El Siglo de las Luces (siglo XVIII) es la época en que el sentido figurado del término como “cultivo del espíritu” se impone en amplios campos académicos. Por ejemplo, el Dictionnaire de l'Académie Française de 1718. Y aunque la Enciclopedia lo incluye solo en su sentido restringido de cultivo de tierras, no desconoce el sentido figurado, que aparece en los artículos dedicados a la literatura, la pintura, la filosofía y las ciencias. Con el paso del tiempo, como cultura se entenderá la formación de la mente. Es decir, se convierte nuevamente en una palabra que designa un estado, aunque en esta ocasión es el estado de la mente humana, y no el estado de las parcelas.

Voltaire, uno de los pocos pensadores franceses del siglo XVIII que se mostraban partidarios de una concepción relativista de la historia humana.

La clásica oposición entre cultura y naturaleza también tiene sus raíces en esta época. En 1798, el Dictionnaire incluye una acepción de cultura en que se estigmatiza el “espíritu natural”. Para muchos de los pensadores de la época, como Jean Jacques Rousseau, la cultura es un fenómeno distintivo de los seres humanos, que los coloca en una posición diferente a la del resto de animales. La cultura es el conjunto de los conocimientos y saberes acumulados por la humanidad a lo largo de sus milenios de historia. En tanto una característica universal (el vocablo), se emplea en número singular, puesto que se encuentra en todas las sociedades sin distinción de etnias, ubicación geográfica o momento histórico.

 

Definición de cultura

El término cultura, que proviene del latín cultus, hace referencia al cultivo del espíritu humano y de las facultades intelectuales del hombre. Su definición ha ido mutando a lo largo de la historia: desde la época del Iluminismo, la cultura ha sido asociada a la civilización y al progreso.

En general, la cultura es una especie de tejido social que abarca las distintas formas y expresiones de una sociedad determinada. Por lo tanto, las costumbres, las prácticas, las maneras de ser, los rituales, los tipos de vestimenta y las normas de comportamiento son aspectos incluidos en la cultura.

Otra definición establece que la cultura es el conjunto de informaciones y habilidades que posee un individuo. Para la UNESCO, la cultura permite al ser humano la capacidad de reflexión sobre sí mismo: a través de ella, el hombre discierne valores y busca nuevas significaciones.

Según el enfoque analítico que se siga, la cultura puede ser clasificada y definida de diversas maneras. Por ejemplo, hay estudiosos que han dividido a la cultura en tópica (incluye una lista de categorías), histórica (la cultura como herencia social), mental (complejo de ideas y hábitos), estructural (símbolos pautados e interrelacionados) y simbólica (significados asignados en forma arbitraria que son compartidos por una sociedad).

La cultura también puede diferenciarse según su grado de desarrollo: primitiva (aquellas culturas con escaso desarrollo técnico y que no tienden a la innovación), civilizada (se actualiza mediante la producción de nuevos elementos), pre-alfabeta (no ha incorporado la escritura) y alfabeta (utiliza tanto el lengua escrito como el oral).

Por último, cabe destacar que en las sociedades capitalistas modernas existe una industria cultural, con un mercado donde se ofrecen bienes culturales sujetos a las leyes de la oferta y la demanda de la economía.

 

Época prehispánica

Es el período que antecede al arribo de los descubridores, conquistadores, colonizadores, misiones, viajeros y funcionarios de la corona española.

La historia de Guatemala en la época prehispánica empieza en Mesoamérica, región que comprende gran parte del suelo mexicano y casi toda Centroamérica.

 

 

Sabiduría maya, destaca el maíz y el cacao, aportes mesoamericanaos para el mundo. (Foto Hemeroteca PL: Mural de Alfredo Gálvez)

Este territorio fue ocupado por civilizaciones con similares características culturales, antes de la llegada de los europeos en el siglo XVI. Las más importantes fueron la olmeca y la maya.

Tradicionalmente se han establecido tres períodos u horizontes que comprenden las fases más importantes de aquellas culturas: el Preclásico o de formación (1500 a. C. al 300 d. C.), el Clásico o de florecimiento (300 d. C. al 900 d. C.), y el Posclásico (900 d. C. a 1540 de nuestra era).

Mesoamérica

Las diversas culturas que ocuparon esta región por cientos de años practicaban varias religiones y desarrollaron sus propios sistemas de gobierno, conocimientos científicos y diversas expresiones artísticas. Además, tienen características similares como la forma de alimentación y de vestir, los tipos de construcción y diferentes deidades.

Los principales productos agrícolas que cultivaban eran maíz, frijol, chile y calabazas, además del caucho, que les permitió la elaboración de diferentes objetos, tanto de uso ritual como cotidiano. Entre los elementos arquitectónicos comunes entre estas culturas se encuentran los templos escalonados y los patios para el juego de pelota, que tenía carácter religioso.

Respecto de los logros intelectuales en las culturas de Mesoamérica se pueden contar los distintos sistemas de escritura jeroglífica, avanzados estudios astronómicos y un calendario exacto. Sus creencias religiosas incluyen dioses comunes, el culto a los antepasados y los sacrificios humanos.


 

Los mayas

De acuerdo con nuevas fuentes de información, la cultura maya tiene sus raíces en el horizonte formativo o Preclásico, en Petén. En sitios como El Mirador se logra apreciar la grandeza de sus edificaciones, así como la base cosmogónica y cultural.

El apogeo de esta civilización se dio en el período Clásico, cuando se consolidaron las bases culturales y políticas. Una fuente para el conocimiento de su mitología es el Popol Vuh, libro sagrado que reúne las tradiciones orales que habían sido transcritas a mediados del siglo XVI, y que fue descubierto en Chichicastenango en el siglo XVIII, por el cronista dominico Fray Francisco Ximénez.

Los mayas desarrollaron las matemáticas, inventaron el cero —antes de que lo hicieran otras civilizaciones—, cultivaron la astronomía —con la cual perfeccionaron el calendario— y consolidaron expresiones artísticas como la arquitectura, la pintura, la escultura y la cerámica.

En los diferentes centros ceremoniales se aprecia el manejo del urbanismo y su relación con la ciencia de los astros. Además, fueron el único pueblo prehispánico con un sistema de escritura propia.

De acuerdo con diferentes teorías, la civilización maya colapsó por las rebeliones sociales, marcadas por sequías, enfermedades y hambruna, lo que causó guerras, además de la sucesión en el poder de líderes populares. Se han encontrado evidencias arqueológicas sobre estos acontecimientos.

La cultura maya se desarrolló en un amplio territorio, en donde se fundaron múltiples ciudades como Tikal, Uaxactún, Piedras Negras y Ceibal.

Conforme a la división política actual, los mayas ocuparon el territorio de Guatemala, los estados mexicanos de Chiapas, Yucatán, Quintana Roo, Campeche y Tabasco, parte de El Salvador, y el occidente de Honduras.

 

Diferentes grupos poblaron Guatemala durante la época también conocida como precolombina, sin embargo la más importante fue la civilización maya.Los mayas gobernaron la mayor parte de Petén, pero hicieron edificaciones de templos y ciudades en las regiones altas de Guatemala.
La civilización maya floreció en la mayor parte de lo que hoy es Guatemala y sus regiones circundantes, durante aproximadamente 2.000 años, antes de la llegada de los españoles. Su historia se divide en tres períodos: pre-clásico, clásico y postclásico, siendo durante el período clásico cuando esta civilización tiene sus principales adelantos científicos y culturales. Sin embargo, el pueblo maya no termina su historia ahí, pues hoy en día aún pueblan la región. La mayor parte de las grandes ciudades mayas de la región del Petén y las tierras bajas del norte de Guatemala, fueron abandonadas alrededor del año 1000 a. C. Los estados postclásicos de las tierras altas centrales -como el reino de los quichés en Q’umarkaj (Utatlán)- sin embargo, prosperaban todavía hasta la llegada del conquistador español Don Pedro de Alvarado entre 1523-1527.
Los pobladores nativos de las tierras altas de Guatemala, como los cakchiqueles, mam, quiché y tzutujiles, y los Kek’chi en las tierras bajas del norte Guatemalteco aún forman una parte significativa de la población guatemalteca.

 

Época prehispánica

Véase también: Mesoamérica

 

Templo de las Máscaras, en Tikal.

 

Mapa de las diferentes entidades territoriales que existían en Guatemala y el resto de Centroamérica en el siglo xvi antes de la llegada de los españoles.

Diferentes grupos poblaron Guatemala durante la época también conocida como precolombina siendo la más importante la civilización maya, que floreció en la mayor parte de lo que hoy es Guatemala y sus regiones circundantes durante aproximadamente dos mil años antes de la llegada de los españoles.6 Su historia se divide en tres períodos: Preclásico, Clásico y Postclásico, siendo durante el Período Clásico cuando esta civilización tiene sus principales adelantos científicos y culturales.

La mayor parte de las grandes ciudades mayas de la región del Petén y las tierras bajas del norte de Guatemala fueron abandonadas alrededor del año 1000 a. C. Los estados postclásicos tardíos de las tierras altas centrales —como el reino de los quichés en Q'umarkaj (Utatlán)— todavía prosperaban a la llegada del conquistador español Pedro de Alvarado entre 1523 y 1527.6

Los pobladores nativos de las tierras altas de Guatemala, como los cakchiqueles, mam, quiché y tzutujiles, y los kek'chi en las tierras bajas del norte guatemalteco aún forman una parte significativa de la población guatemalteca.6 En el sureste del país predominaban los xincas que no parecen lingüísticamente relacionados con ningún otro pueblo de Mesoamérica.

Civilización maya

Artículo principal: Cultura maya

Véanse también: El Mirador (ciudad maya), Piedras Negras (sitio arqueológico), Quiriguá, Tikal y Uaxactún.

La civilización maya sobresalió en varias disciplinas científicas y artes tales como la arquitectura, la escritura, un avanzado cálculo del tiempo por medio de las matemáticas y la astronomía; el calendario maya es muy preciso y, a diferencia del calendario gregoriano —que se basa en correcciones basadas en años bisiestos—,7 no tiene un mecanismo de corrección y recurre a relacionar mediante un hecho astronómico dos ciclos originalmente independientes, conocidos como el «haab» y la «cuenta larga».7 Eran cazadores, agricultores, practicaban la pesca, domesticaban animales como pavos y patos; se servían de canoas para navegar por los ríos y para viajar a las islas cercanas.8 También destacaron en la pintura, la escultura, la orfebrería y la metalurgia del cobre, tejían el algodón y la fibra de agave y desarrollaron el más completo sistema de escritura en América prehispánica. Entre los deportes que practicaban destaca el juego de pelota, que más que un juego era una ceremonia.9

Cronología Maya10

 

 

Período

División

Años

Arcaico

8000–2000 a.C.11

Preclásico

Preclásico temprano

2000–1000 a.C.

Preclásico medio

Preclásico medio temprano

1000–600 a.C.

Preclásico medio tardío

600–350 a.C.

Preclásico tardío

Preclásico tardío inicial

350 aC –1 d.C.

Preclásico tardío posterior

1 dC – 159 d.C.

Preclásico Terminal

159–250 d.C.

Clásico

Clásico Temprano

250–550 d.C.

Clásico Tardío

550–830 d.C.

Clásico Terminal

830–950 d.C.

Postclásico

Postclásico temprano

950–1200 d.C.

Postclásico tardío

1200–1539 d.C.

Colonial

1511–1697 d.C.12

Su desarrollo en ingeniería fue monumental, construyeron grandes metrópolis desde el Período Preclásico tales como los sitios de San Bartolo, Cival, Nakbé, El Mirador, en la Cuenca del Mirador, Uaxactún, Tikal, Ceibal, Río Azul, Yaxhá, Dos Pilas, Cancuén, Machaquilá, Aguateca, en las tierras bajas del Norte, situadas en el departamento de Petén y Kaminal Juyú, en las tierras altas del altiplano central, así como Takalik Abaj en el departamento de Retalhuleu, situado en la zona costera del océano Pacífico.13 14

Culturas indígenas posteriores

Véanse también: Utatlán, Iximché, Zaculeu y Mixco Viejo.

Al inicio del postclásico tardío, Chichén Itzá, Mayapán e Izamal era las principales ciudades mayas en la península de Yucatán; tras una guerra entre los habitantes de Chichen Itzá y los de Izamal, los primeros fueron expulsados de la península y se tuvieron que establecer en la región de Petén, en Guatemala —específicamente en la moderna Isla de Flores-.15

Con la salida de los itzáes, la familia Cocom de Mayapán pasó a ser el linaje más poderoso de la región y exigió que todos los líderes de las provincias aliadas vivieran en Mayapán; de esta forma, se creó la Liga de Mayapán con dieciesis provincias o ciudades estado. Pero en 1441, hubo un alzamientos en contra de los Cocom y sus líderes fueron sacrificados dando por terminada la Liga. A partir de entonces, las dieciséis provincias se enfrascaron en una serie de guerras civiles que se mantuvo hasta la llegada de los españos a principios del siglo xvi.15

En la región que ocupa la moderna Guatemala, los indígenas que vivieron en el postclásico tardío en Guatemala se encontraban divididos en un buen número de señoríos y los prinicpales eran:

Los antiguos escritos indígenas aducían que sus ciudades-estado provenían de Tula;21 sin embargo, en el caso de los kakchikeles, sus orígenes más allá de Iximché y de Mixco Viejo han sido escasamente estudiados y solamente hay evidencia de su existencia en el postclásico tardío (1250-1524 d.c.)21 Por otra parte, algunas investigaciones del período clásico temprano evidencian que para ese entonces ya había presencia de k'iche's en Mesoamérica pero no hay indicios de relaciones con ciudad de Tula.21

Las ciudades mayas Nojpetén (o Tayasal, capital de los maya itzaes), y Zacpetén (capital de los maya Ko'woj), ambas en Petén no fueron conquistadas fácilmente; de hecho, el reino itzá resistió hasta 1697, siendo el último reino nativo independiente de América que se sometió a los españoles

Mesoamérica

 

 

Ubicación de Mesoamérica en el continente.

Mesoamérica (en griego: μέσος [mesos], ‘intermedio’)? es la región cultural del continente americano que comprende la mitad meridional de México, los territorios de Guatemala, El Salvador y Belice, así como el occidente de Honduras, Nicaragua y Costa Rica. No debe confundirse con la región mesoamericana, concepto acuñado para denominar una región geoeconómica por organizaciones internacionales tales como la OCDE.1 Mesoamérica, como se expone en este artículo, es un área definida por la cultura. Esta región vio el desarrollo de una civilización indígena en el marco de un mosaico de gran diversidad étnica y lingüística. La unidad cultural de los pueblos mesoamericanos se refleja en varios rasgos que Paul Kirchhoff definió como el complejo mesoamericano.2

La definición de lo que se acepta como mesoamericano es objeto de discusión entre los estudiosos de esta civilización; sin embargo, con frecuencia se menciona en el inventario la base agrícola de la economía, el cultivo del maíz, el uso de dos calendarios (ritual de 260 días y civil de 365), los sacrificios humanos como parte de las expresiones religiosas, la tecnología lítica y la ausencia de metalurgia, entre otros. En su momento, la definición del complejo mesoamericano sirvió para distinguir a los pueblos mesoamericanos de sus vecinos del norte y el sur.

El desarrollo de Mesoamérica se extendió por varios siglos. Los especialistas discuten sobre la época que puede considerarse el «inicio» de la civilización mesoamericana. De acuerdo con algunas posturas, el hito inicial consiste en el desarrollo de la alfarería. Otros consideran que el primer complejo mesoamericano se desarrolla entre los siglos XV y XII a. C., período contemporáneo a la cultura olmeca. A lo largo de su historia, los pueblos mesoamericanos construyeron una civilización cuyas expresiones hablan de elementos compartidos por varios pueblos y rasgos que los distinguen entre sí. En la medida que avanzó el proceso civilizatorio, algunos rasgos se homogeneizaron por el contacto interétnico y otros adquirieron especificidad en ciertos contextos. Este proceso fue continuo y perduró hasta la colonización española. Algunos autores emplean indistintamente los nombres nahuas para describir objetos y conceptos originales de Mesoamérica,3 y otros destacan las diferencias entre los pueblos de la región.4

La mayor parte de los pueblos mesoamericanos hablaron lenguas pertenecientes a las siguientes familias lingüísticas: otomangueana, mayense, mixezoqueana, totonacana y utoazteca. Otras lenguas están aisladas o no pudieron ser clasificadas porque desaparecieron en el proceso de castellanización que comenzó con la colonización española y continúa hasta la fecha. Este mosaico de lenguas y etnias estuvo presente durante la época prehispánica y tiene su correlato en las numerosas culturas indígenas que se desarrollaron en diversas zonas y tiempos de Mesoamérica, entre las cuales las más estudiadas han sido la mexica, la maya, la teotihuacana, la zapoteca, la mixteca, la olmeca o la tarasca. A pesar de la concentración de estudios que se han dado en el caso de esas importantes culturas, Mesoamérica fue escenario de muchos pueblos, algunos de los cuales han apenas comenzado a ser investigados a partir de excavaciones recientes.

 

 

 


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